El presidente estadounidense defendió su decisión de retirar las tropas de su país después de 20 años de intervención militar y responsabilizó al Gobierno y Ejército afganos por no defender la nación del asedio de los extremistas, que se hicieron con el dominio rápidamente. El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió luchar contra el terrorismo y la canciller alemana Angela Merkel instó a proteger a los civiles.
Joe Biden defendió enérgicamente la salida de las tropas de su país de Afganistán pese a las escenas de pánico que causó la toma de Kabul este domingo y que ha dejado a decenas de miles de afganos que ayudaron a las misiones extranjeras durante los últimos años y al resto del país en medio de una profunda incertidumbre sobre cuál será el régimen que se implantará en el país.
«Respaldo por completo mi decisión. Después de 20 años, he aprendido por las malas que nunca hubo un buen momento para retirar las fuerzas estadounidenses», afirmó el mandatario este 16 de agosto en un esperado discurso, que finalmente Biden ofreció desde la Casa Blanca.
El presidente estadounidense insistió este 16 de agosto en las razones que lo llevaron a tomar lo que él consideró la «decisión correcta», de ejecutar la misión, lanzada por su antecesor, Donald Trump, de terminar la guerra más costosa y duradera que Estados Unidos haya liderado.
«Nuestra misión en Afganistán nunca debió haber sido la construcción de una nación»
El dirigente demócrata empezó por recordar que EE. UU. intervino en suelo afgano en 2001 con el fin de derrotar las fuerzas que atacaron su país en los ataques del 11 de septiembre y que Washington acusó de resguardarse allí. Misión que consideró cumplida con la muerte de Osama bin Laden y aseguró que Afganistán ya no forma parte de las prioridades de seguridad nacional de Estados Unidos.
«Nuestra misión en Afganistán nunca debió haber sido la construcción de una nación. Nunca se supuso que se estuviera creando una democracia unificada y centralizada. Nuestro único interés nacional vital en Afganistán sigue siendo hoy lo que siempre ha sido: prevenir un ataque terrorista en la patria estadounidense», indicó.
Biden remarcó que existen otras amenazas más allá de Afganistán: Al Shabab en Somalia, Al Qaeda en la Península Arábiga, Al Nusra en Siria, el autodenominado Estado Islámico intentando crear un califato en Siria e Irak y estableciendo filiales en varios países de África y Asia. «Estas amenazas merecen nuestra atención y nuestros recursos», subrayó.
Biden se negó a seguir enviando soldados estadounidenses
Pero como columna vertebral de su decisión, el jefe de Estado sostuvo que retirarse es «lo correcto para nuestra gente», después de dos décadas en las que murieron miles de soldados estadounidenses, cientos de familias de militares estuvieron separadas y se incurrió en un exorbitante gasto militar.
“¿Cuántas generaciones más de hijas e hijos de Estados Unidos me harían enviar para luchar en la guerra civil de Afganistán cuando las tropas afganas no lo harán? ¿Cuántas vidas más, vidas estadounidenses?, ¿Cuántas filas interminables de lápidas en el Cementerio Nacional de Arlington?, cuestionó el jefe de Estado.
Si bien el demócrata cumple así una de sus promesas bandera de campaña, también admitió que le lloverán fuertes críticas, pero aseguró que está dispuesto a asumirlas antes de pasarle este conflicto a un quinto mandatario.
Biden: «Las fuerzas afganas no están dispuestas a luchar por sí mismas»
Biden responsabilizó al Ejército y al Gobierno afganos del rápido dominio de los extremistas, una vez las tropas extranjeras iniciaron la retirada el pasado 1 de mayo.
A las pocas horas de la toma de posesión de los talibanes, estalló el caos en el aeropuerto internacional de Kabul cuando cientos de afganos desesperados se apresuraron a huir del país.
Un video desgarrador grabado el lunes mostró a decenas de ciudadanos irrumpiendo en el lado militar del aeropuerto y aferrándose a un avión de la Fuerza Aérea de EE. UU., mientras intentaba salir de la pista. Algunas personas parecen caer y morir cuando el avión despega.
Sin embargo, Biden enfatizó en que no habría ocurrido ninguna diferencia si su país se retiraba hace cinco años o en un futuro, dijo que el resultado habría sido el mismo, pues la misión de Estados Unidos ya había acabado hace tiempo y los militares afganos no estuvieron dispuestos a luchar por su propia nación, aseveró el mandatario, después de que el Ejército del país y su presidente se hubieran rendido cuando los talibanes sitiaron la capital, algo que ocurrió también en varias capitales provinciales.
«Las tropas estadounidenses no pueden ni deben luchar en una guerra y morir en una guerra que las fuerzas afganas no están dispuestas a luchar por sí mismas. Gastamos más de un billón de dólares. Entrenamos y equipamos una fuerza militar afgana de unos 300.000 efectivos», explicó.
El mandatario recalcó que Washington suministró al Ejército local todas las herramientas necesarias en el ámbito militar y económico, entre ellas el mantenimiento de su fuerza aérea, algo que con lo que el grupo extremista no cuenta. «Les dimos todas las oportunidades para determinar su propio futuro. Lo que no pudimos brindarles fue la voluntad de luchar por ese futuro», recriminó.
«Hay algunas unidades y soldados de las fuerzas especiales afganas muy valientes y capaces. Pero si Afganistán no puede montar una resistencia real contra los talibanes ahora, no hay posibilidad de que un año, un año más, cinco años más o 20 años más, en que las botas militares estadounidenses en el terreno hubieran marcado la diferencia», agregó.
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Además de una fallida disposición militar por parte de las fuerzas locales, Biden apuntó al Gobierno de Ashraf Ghani, quien abandonó el país el pasado jueves cuando la llegada de los insurgentes a Kabul, la capital, era inminente y con ello la toma de todo el país y sus instituciones.
«Los líderes políticos de Afganistán fueron incapaces de unirse por el bien de su pueblo, incapaces de negociar el futuro de su país cuando las cosas estaban controladas. Nunca lo habrían hecho mientras las tropas estadounidenses permanecieran en Afganistán soportando la peor parte de la lucha por ellos», sostuvo Biden.
Sin embargo, muchos reprochan a Estados Unidos no haber asegurado que las negociaciones de paz con los talibanes dieran frutos antes de su partida.
Las tropas extranjeras dejaron el camino despejado para los extremistas, sin velar primero por el cumplimiento de un pacto de salida, negociado con los insurgentes, que determinaba que no se tomarían el poder a la fuerza y que se respetarían los derechos humanos.
Hoy miles ciudadanos temen el regreso de los extremistas, que buscan imponer un régimen radical islamista con una interpretación estricta de la Sharia, lo que preocupa a la comunidad internacional especialmente por la coacción sistematizada a los derechos de las mujeres y niñas.
«Defenderemos a nuestro pueblo con una fuerza devastadora si es necesario»
Para los próximos días, Estados Unidos se enfocará en sacar del país a los trabajadores estadounidenses que aún quedan en suelo afgano, así como a sus colaboradores y familias, aseguró el presidente.
En el marco de esta operación, para la que Washington envió 6.000 tropas que la custodiaran, Biden advirtió a los insurgentes que será implacable si ciudadanos estadounidenses se ven en peligro durante la evacuación del país.
«Si atacan a nuestro personal o interrumpen nuestra operación, la presencia estadounidense será rápida y la respuesta será rápida y contundente. Defenderemos a nuestro pueblo con una fuerza devastadora si es necesario», apuntó el mandatario.
Según Biden, su Gobierno está ampliando el acceso a visas para los afganos que colaboraron con los estadounidenses durante la guerra y sus familias. Entre ellos, empleados de su clausurada embajada. Ante las críticas por no haber evacuado antes a los civiles afganos, el mandatario respondió que el Gobierno afgano desanimó sus intenciones para «evitar desencadenar una crisis de confianza».
No obstante, las ayudas de EE. UU. para sacar a colaboradores del país parecen estar limitadas. Mientras Washington se apresura a sacar a personal diplomático, hombres que trabajaron como intérpretes y traductores de los soldados estadounidenses aseguran que han sido abandonados junto a sus familias con el riesgo de ser asesinados.
«Salvé muchas vidas estadounidenses (…) ahora me abandonan», afirmó en una entrevista con la cadena británica BBC un hombre que trabajó durante cinco años como intérprete de militares de EE. UU., quien dijo que no le fue permitido entrar al aeropuerto por no contar con documentación oficial y ahora teme por su vida.
Emmanuel Macron y Angela Merkel urgen a ayudar a los civiles afganos
Entre tanto, los líderes políticos de Francia y Alemania abogaron por ayuda para los miles de civiles que no pudieron abandonar Afganistán, aunque desde el exterior sería poco o nada lo que podrían hacer por los afganos ahora que concluye el retiro de todas las tropas de la OTAN y Estados Unidos e inicia un gobierno talibán ávido de poder y que ignora cualquier intento de presión.
El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró este lunes que Afganistán no debería volver a convertirse en el «santuario del terrorismo» que era hasta la invasión liderada por Estados Unidos hace dos décadas.
Asimismo, urgió al Consejo de Seguridad de la ONU a actuar como una sola voz frente a Afganistán. «Es un desafío para la paz y la estabilidad internacional contra un enemigo común. Haremos todo lo posible para que Rusia, Estados Unidos y Europa puedan cooperar de manera eficiente, porque nuestros intereses son los mismos», aseguró.
Por su parte, la canciller alemana, Ángela Merkel, urgió al mundo a ayudar a los afganos que migrarán para tratar de salvar sus vidas. «Necesitamos asegurarnos de que las muchas personas que tienen grandes preocupaciones e inquietudes, aunque no hayan trabajado con instituciones alemanas, tengan una estancia segura en los países vecinos de Afganistán», dijo Merkel, cuyo Gobierno contabilizó en 10.000 las personas que deberían ser ayudadas a salir del país.
La líder alemana también mostró su preocupación de que se repita una nueva ola migratoria como la ocurrida en 2015, por lo que instó a entregar suficiente asistencia humanitaria.
«No debemos repetir el error del pasado cuando no dimos suficientes fondos a ACNUR (la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados) y otros programas de ayuda y la gente salió de Jordania y el Líbano hacia Europa», recordó.
Con el retiro de las tropas extranjeras, los cierres de embajadas y el retiro de personal diplomático de varias potencias de las que el mundo ha sido testigo en los últimos días terminan 20 años de conflicto para Estados Unidos y naciones miembros de la OTAN, pero recién comienza un nuevo capítulo de incertidumbre y temor para miles de afganos que quedan en manos de los radicales islamistas.