En 2015 la mayoría de los países del mundo lograron ponerse de acuerdo sobre algo fundamental para el futuro de la humanidad: reducir la contaminación ambiental para evitar que el planeta se sobrecaliente.
El objetivo principal del llamado Acuerdo de París, que ya ha sido respaldado por 197 naciones (o sea, casi todo el globo), es limitar las emisiones de gases de efecto invernadero para que el calentamiento global no supere la barrera de 1,5 °C -o como máximo 2 °C- por encima de la temperatura preindustrial, a finales del siglo.
Hoy nuestra atmósfera está casi 1,2°C por encima de ese umbral y ya hemos visto las consecuencias, con un número cada vez mayor de fenómenos meteorológicos extremos.
Los expertos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC) estimaron que para estabilizar la temperatura en 1,5 °C debemos reducir a la mitad nuestras emisiones para 2030.
Y para 2050 ya no debemos emitir más gases de efecto invernadero de los que los sumideros naturales de la Tierra, como los océanos y los bosques, pueden absorber. Es decir, nuestra emisión neta en tres décadas debería ser cero.
Sin embargo, los compromisos que han realizado hasta ahora los países signatarios caen por debajo de los recortes necesarios, y eso incluye a América Latina.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) estimó en un informe el pasado 26 de octubre que, con los compromisos actuales, la temperatura global aumentará 2.7 °C para fines de siglo.
«Eso está muy por encima de lo estimado en el Acuerdo de París y conduciría a cambios catastróficos en el clima de la Tierra», advierte el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2021.
El documento también insta a los países a «mostrar una acción climática ambiciosa en la COP26», como se conoce a la Cumbre climática de la ONU que se realiza en la ciudad escocesa de Glasgow hasta el 12 de noviembre.
América Latina
Aunque el tirón de orejas es generalizado, hay regiones que están peor paradas que otras.
Es el caso de Latinoamérica, cuyas principales economías han presentado metas para 2030 que están muy por debajo de los recortes necesarios.
Así lo señalaron a BBC Mundo expertos del Climate Action Tracker (Rastreador de acción climática), más conocido como CAT, por sus siglas en inglés.
Se trata de una iniciativa independiente de las ONG Climate Analytics y New Climate Institute, que analiza los compromisos y las acciones de los gobiernos y los mide contra los objetivos del Acuerdo de París.
El CAT examina a los mayores emisores del mundo de gases de efecto invernadero, responsables en conjunto de aproximadamente el 80% de las emisiones globales.
Entre estos grandes emisores están las seis mayores economías de América Latina: Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Perú.
Según el CAT, las propuestas climáticas de las primeras cuatro son «altamente insuficientes«. Mientras que las de Chile y Perú están un paso adelante, pero también son «insuficientes«.
Este análisis contempla las propuestas más recientes de estos países para reducir sus emisiones en 2030, conocidas técnicamente como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (o NDC, por sus siglas en inglés).
Según las reglas del Acuerdo de París, los signatarios deben actualizar sus NDC -es decir, sus metas climáticas- cada cinco años. Por este motivo, la mayoría de los países presentó sus nuevos planes de recortes de emisiones a finales de 2020.
No obstante, los expertos no descartan que durante la COP26 haya más anuncios y, al igual que el Pnuma, han instado a todos a presentar iniciativas más ambiciosas para que se logre el objetivo final.
«Hay muchos países que están haciendo muchos esfuerzos, pero la región va a ser dramáticamente impactada por el clima: nueve de los 20 países más vulnerables en el mundo al cambio climático están en nuestra región», destacó a este medio Jacqueline Álvarez, directora regional del Pnuma para América Latina y el Caribe.
«Si hacemos un balance neto, a la región todavía le falta«, concluyó.
Qué proponen
Brasil
El país más grande de la región, que en los últimos años viene siendo cuestionado por el aumento de la deforestación y la cantidad récord de incendios en la selva amazónica, ha sido duramente criticado por sus metas climáticas.
Maria Jose de Villafranca Casas y Gustavo de Vivero, del New Climate Institute, le explicaron a BBC Mundo que la propuesta que presentó el gobierno de Jair Bolsonaro a finales de 2020 representa un retroceso con respecto a las metas que Brasil había presentado inicialmente, hace cinco años.
«Brasil fue uno de los países que empeoró su último NDC», señaló De Vivero.
A primera vista, la propuesta actual es la misma que hace un lustro: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 43% para 2030, con respecto a los niveles de 2005.
Pero esa métrica esconde un detalle que, en realidad, hará que, en la práctica, las emisiones de Brasil no bajen tanto como estaba originalmente previsto, señalan los especialistas.
«Brasil volvió a estimar sus niveles históricos de emisiones y cuando hizo el cálculo nuevamente para el año 2005 concluyó que las emisiones eran más altas», explica De Villafranca Casas.
Ese año, el país tuvo emisiones récord de dióxido de carbono (CO2) debido, sobre todo, a la expansión de la frontera agropecuaria para producir granos como la soya.
Por ello, la base del cálculo brasileño aumentó, haciendo que el recorte sea, en términos absolutos, menor al estimado previamente.
«Brasil ha presentado una NDC actualizada del Acuerdo de París que debilita efectivamente sus ya insuficientes objetivos de acción climática para 2030″, resume el informe del CAT.
«Un aumento en las emisiones del año base utilizado como referencia significa que Brasil puede continuar aumentando sus emisiones y aún cumplir con sus objetivos», resalta.
El Acuerdo de París no especificó una única métrica que deban utilizar todos los países, por lo que cada uno elige su punto de referencia para medir sus recortes de emisiones («muchos lo hacen referenciado a un cierto año -como Brasil, o a su crecimiento económico», dice De Vivero).
Los signatarios tampoco están obligados a dar detalles de cómo realizarán esos recortes.
Por este motivo, como ocurre con muchas otras naciones, se desconoce de qué forma o en qué áreas planea Brasil reducir sus emisiones.
Lo que sí está claro, dicen los expertos, es que las metas que se propone para 2030 significan «un retroceso» respecto a las políticas y acciones que adoptó en la última década.
«Si todos los países siguieran el enfoque de Brasil, el calentamiento podría alcanzar más de 3°C y hasta 4°C para finales de siglo», advierte el informe del CAT.
México
La segunda economía más grande de América Latina también ha sido criticada por presentar una nueva propuesta medioambiental que es más débil que su NDC original.
Al igual que Brasil, el país presidido por Andrés Manuel López Obrador mantuvo sus mismos objetivos: reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 en un 22%, de manera incondicional, y un 36% de forma condicional (es decir, si recibe asistencia internacional).
Pero -también al igual que el gigante sudamericano- la base de referencia que usó México (una métrica conocida como Business As Usual, BAU, o literalmente: «Lo de siempre») aumentó en los últimos cinco años.
«Esto reduce la ambición de mitigación del país en niveles absolutos y hace que la calificación de esta meta baje una categoría a ‘altamente insuficiente'», señala el reporte del CAT.
«El hecho de no aumentar su ambición de mitigación para 2030 no cumple con el requisito del Acuerdo de París de que cada NDC sucesiva debe presentar una progresión más allá de la actual», agrega.
Álvarez, del Pnuma, resalta que las metas de México y de Brasil harán que «en 2030 las emisiones de estos países sean más altas que en 2010«, algo contrario a lo que se busca.
Argentina
Argentina completa el trío de países latinoamericanos que forman parte del G20, es decir, de las 20 economías más grandes del mundo, y también allí el Pnuma estima que, al ritmo de emisiones actuales, los niveles de gases de efecto invernadero en 2030 superarán los de 2010.
Este es el principal motivo por el cual el país presidido por Alberto Fernández recibió del CAT una calificación de «altamente insuficiente» en sus metas climáticas.
No obstante, tanto el CAT como el Pnuma rescatan que las propuestas más recientes presentadas por el gobierno argentino son un paso en la dirección correcta.
La segunda NDC presentada por Argentina en diciembre de 2020 establece el objetivo absoluto e incondicional de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero a 313 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) para 2030.
Se trata de una meta más ambiciosa que la presentada en 2016, que proponía un límite de 422 MtCO2e, y representa una reducción de emisiones del 26%.
En abril de 2021, durante una cumbre climática de líderes organizada por Estados Unidos en conmemoración del Día de la Tierra, Fernández se comprometió a reducir otro 2,7% las emisiones del país para 2030.
Sin embargo, los expertos resaltan que, por ahora, las promesas del país no están en línea con sus acciones.
«Lo de Argentina es muy prometedor. Pero si uno empieza a mirar, ve que el país sigue apostando a la producción de gas natural con su yacimiento Vaca Muerta, que es una parte muy importante de su economía, y produce mucho metano», afirma Álvarez, en referencia al gas de efecto invernadero que es muchísimo más poderoso que el CO2, y es responsable de la mitad del calentamiento atmosférico actual.
«Si no toman medidas en ese sector, las emisiones van a aumentar», advierte.
«Lo que Argentina no ha dejado en claro es cómo va a lograr los recortes que propone», señala.
Colombia
El país presidido por Iván Duque también presentó en diciembre de 2020 una segunda NDC que es «más ambiciosa» que su propuesta original, señala el CAT.
Las nuevas metas son «entre el 6% y el 22% más fuertes que la primera NDC», destaca.
Sin embargo, el mismo informe concluye que esas metas «están lejos» de lo que se necesita para cumplir con el Acuerdo de París y las calificó como «altamente insuficientes».
Colombia propone limitar sus emisiones a 169 MtCO2e para 2030 y su apuesta principal es enfocarse en la deforestación: el 70% de sus recortes tienen que ver con el uso de la tierra.
Sin embargo, los expertos del CAT resaltan que hoy «los niveles de deforestación en el país continúan aumentando y las políticas actuales de protección forestal no se aplican de manera adecuada».
También señalan que la NDC tiene «políticas inadecuadas para abordar las emisiones de los sectores de energía y transporte, que son grandes usuarios de combustibles fósiles».
Y destacan que el quinto exportador de carbón más grande del mundo, que todavía depende de ese hidrocarburo para aproximadamente el 10% de su suministro de energía, «aún no ha anunciado una estrategia de eliminación del carbón«.
Por su parte, la directora regional del Pnuma remarcó a BBC Mundo que Colombia es uno de esos nueve países de la región que están entre los más vulnerables del mundo al cambio climático.
Chile
Chile también forma parte de ese grupo más expuesto.
El informe del CAT es bastante elogioso sobre las medidas tomadas por el gobierno de Sebastián Piñera para limitar el daño, que incluyen un plan para eliminar el uso del carbón y la aprobación, en febrero pasado, de la Ley de Eficiencia Energética, que contribuirá a reducir las emisiones más del 2% por año hasta 2030.
«Ya se han cerrado ocho plantas [de carbón], la mayoría antes de lo previsto, debido a la caída de los costes de las energías renovables. Esto demuestra un cambio positivo en la narrativa en el país», señala.
También resalta que Chile es el primer país latinoamericano en presentar su estrategia climática a largo plazo en la COP26 en Glasgow, que consiste en «más de 400 medidas concretas para reducir las emisiones».
Entre ellas, destaca que el 80% de la matriz energética provenga de renovables para 2030 y que se reduzcan en un 70% las emisiones provenientes de la industria y la minería para 2050.
Álvarez, del Pnuma, coincide en que Chile ha tenido «un gran nivel de ambición», resaltando su compromiso reciente de dejar de fabricar vehículos a combustión a partir de 2035, «algo que ningún otro país en desarrollo ha prometido».
Pero, aunque el CAT reconoce que «Chile ha logrado avances muy sustanciales» y se posicionaría «como un pionero de la acción climática» si logra implementar las políticas propuestas, sus estimaciones indican que, aún así, las emisiones del país estarían «ligeramente por encima» de las necesarias para alcanzar la meta de 1,5 °C a fin de siglo.
Es por esto que ha calificado los esfuerzos chilenos como «insuficientes», una categoría compartida por Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros.
Perú
Al igual que sus vecinos al norte y al sur, Perú también está entre los países más vulnerables de la región -y del mundo- al cambio climático.
El país presentó su nueva NDC en diciembre de 2020, que pone como meta limitar a unos 123 MtCO2e sus emisiones para 2030.
El CAT estimó que esto representa una mejora del 6% con respecto a sus planes originales, pero, al igual que con Chile, considera que la meta se queda corta para alcanzar el límite de 1,5 °C, por eso lo calificó como «insuficiente».
No obstante, resalta que al país andino le falta poco para poder cumplir con el Acuerdo de París.
«Si todos los países siguieran el enfoque de Perú, el calentamiento podría mantenerse a 2 °C, pero no muy por debajo», señala.
Los expertos también observan que el país latinoamericano, uno de los más golpeados económicamente por la pandemia de coronavirus, podría verse perjudicado por un acuerdo que firmó con Suiza para que este país financie un recorte de emisiones en territorio peruano, que sería contabilizado como un recorte de emisiones suizo.
«Esto representa un riesgo importante para Perú a largo plazo, ya que lograr mayores reducciones de mitigación en el futuro (necesario en virtud del Acuerdo de París) será mucho más difícil», concluyen.